“La Llorona” de Ramón Peón, fue estrenada en 1933 y es considerada la primer película de TERROR mexicana. ¿La has visto?
Un filme precursor de las películas de terror en México como Ladrón de cadáveres (1957) o El vampiro (1957), ambas del director Fernando Méndez, existió la que ahora es llamada la primer película de terror mexicana.
“La Llorona” de Ramón Peón, estrenada en 1933; es considerada como la primer película del género en la industria cinematográfica de México.
Fue dirigida por Ramón Peón, escrita por Carlos Noriega y Fernando de Fuentes y está basada en la leyenda mexicana que lleva el mismo nombre.
La cinta fue protagonizada por Ramón Pereda, Virginia Zuri, Adriana Lamar y Carlos Orellana.
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¿De qué va la película?
La llorona incorpora el conflicto entre la razón y la superstición. También se habla de la sumisión de América ante Europa. El protagonista, un médico llamado Ricardo de Acuna (Ramón Pereda), sostiene que la muerte de la escena descrita es explicable mediante la ciencia. Hacia el desenlace, una escena establece a doña Marina, la traductora y amante de Hernán Cortés, como La Llorona original. Su historia de abandono y traición expresa el abuso de los conquistadores.
Aunque La llorona no parece querer ligarlos, estos dos temas están relacionados porque el encuentro de Europa y América fue también el choque del racionalismo y un misticismo más antiguo, esto según un análisis hecho durante el Festival de Morelia.
La leyenda de “La llorona”
La leyenda se cuenta de voz en voz desde la época del virreinato o tal vez antes de eso, la historia más contada es:
“Cuenta la leyenda que, a mediados del siglo XVI, durante las noches de luna llena, los vecinos de Ciudad de México se despertaban sobresaltados al escuchar los fuertes lamentos de una mujer, la cual gritaba: ¡Ay mis hijos!
La figura iba vestida de blanco y un velo cubría su rostro, mientras recorría las calles de la ciudad dirigiéndose hasta las orillas de un río, donde se desvanecía.
Dicen que la mujer, tras el abandono de su marido, decidió ahogar a sus hijos en el rio. Desde entonces, lamenta lo sucedido arrepentida y vaga por las calles de la ciudad. Hay quien afirma que a día de hoy se puede oír su triste lamento.”