El cineasta tiene algunos trabajos que destacan sobre otras, pero es uno obligado para ver su tabajo
Quentin Tarantino es considerado uno de los mejores cineastas, pero también uno de los más polémicos por sus largometrajes.
Once Upon a Time in Hollywood
La película se centra en el panorama cambiante de Hollywood a finales de los años 60, cuando la industria empezaba a olvidarse de los pilares clásicos. La estrella de un western televisivo, Rick Dalton (Leo DiCaprio), intenta amoldarse a estos cambios al mismo tiempo que su doble (Brad Pitt). Sin embargo, la vida de Dalton parece que está ligada a sus raíces de Hollywood, puesto que es vecino de la actriz y modelo Sharon Tate (Margot Robbie), que acaba siendo víctima de la familia Manson en la matanza de agosto de 1969.
Sin duda una de las más importantes cintas del cineasta y aunque muchos no la consideran de las mejores, tiene uno de los mejores finales en la historia del cine.
Kill Bill Vol. 2
Le robaron su hija a La Novia y le arruinaron su banquete de bodas. Son los chicos (y la chica) de Bill, con David Carradine a la cabeza, Daryl Hannah, Michael Madsen y el culpable de sus tropelías, Quentin Tarantino.
Su película no inaugura un género, pero lo borda y, lo que es más importante, le da un nuevo uso. Tarantino crea un mito fundacional para una sensibilidad mutante a partir de materiales de segunda y demuestra que en el subsuelo del medio pervivían el fulgor de la emoción y el trueno de la tragedia.
Kill Bill Vol. 1
Los miembros del Escuadrón Asesino Víbora Letal, también conocido como DIVAS, irrumpen en la boda de una ex compañera, apodada antiguamente Mamba Negra Uma Thurman, dispuestos a matar a todos los presentes pero ella sobrevive. La venganza está servida.
Kill Bill responde con creces a tal silogismo: es casi una autobiografía sentimental, el diario íntimo de un cineasta provocador cuyos gustos configuran un universo propio e intransferible.
Reservoir Dogs
Reunidos a puerta cerrada, los supervivientes del robo a una joyería intentan saber las causas del fracaso, llegando a la conclusión de que entre ellos hay un delator. Desde ese momento no repararán en los métodos para desenmascararle. Su dinámica narrativa se articula a través de un gran sentido de la atmósfera, construida con una notable violencia y una tensión contenida que se va desvelando progresivamente.