El pluralismo extremo se caracteriza por una oposición antisistema, hay un sistema fragmentado y polarizado: izquierda y derecha. Hay más de cinco partidos y en palabras del investigador Giovanni Sartori, las promesas hacia el electorado son excesivas.
Durante muchas décadas, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) fue la única fuerza política del país que gobernó de manera ininterrumpida hasta el 2000; con el triunfo de Vicente Fox, candidato a la presidencia por el Partido de Acción Nacional (PAN), puso fin a 71 años de poder tricolor. Así comenzó una nueva era, cuando ganó las elecciones con una ventaja de siete puntos sobre Francisco Labastida del PRI.
Sin embargo, distintos sucesos en el país como el movimiento estudiantil de 1968 y el surgimiento de líderes opositores al partido hegemónico, dio paso a alternancias partidistas desde ante de ese “victorioso cambio” por parte de los panistas; uno de ellos sucedió cuando Ernesto Ruffo Appel ganó la gubernatura de Baja California en 1989, bajo el PAN con 52 por ciento de los votos o en 1997 con el logro del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas en la jefatura de gobierno del entonces Distrito Federal, ahora Ciudad de México.
Por lo anterior y más antecedentes de carácter autoritario de un instituto político sin escrúpulos que solo llevaba a la sociedad a reclamar libertades democráticas, los movimientos de diversos sectores de la sociedad mostraron transformar la hegemonía del PRI hacia un sistema pluripartidista. Aunque varias organizaciones han tenido la oportunidad de buscar el registro como partido, a lo largo de la historia no todas lo han conseguido.
LEE: ¡Cuidado dónde compras tus boletos para Qatar 2022! Profeco lanza advertencia
No obstante, en las elecciones intermedias de 2021, México tenía 10 partidos políticos registrados en el padrón electoral, los cuales figuraron en las boletas para renovar la Cámara de Diputados, al elegirse 300 diputaciones por el principio de mayoría relativa y 200 diputaciones por representación proporcional, así como 15 gubernaturas, 30 congresos locales y de las alcaldías en 30 estados. Cabe recordar que días después esa cifra se redujo, ya que algunos partidos perdieron su registro por obtener un porcentaje menor del tres por ciento.
A toda esta transición de un partido único a un pluralismo extremo, es necesario considerar dos variables: la teoría desarrollada por Giovanni Sartori en su obra Partidos y sistemas de partidos (Universidad de Cambridge, 1976) y si realmente varias propuestas, ideologías y colores han permitido que exista una verdadera democracia.
De acuerdo con Sartori, el sistema de partidos funciona como una cámara de compensación de intereses y proyectos que permite y norma la competencia, posibilitando el ejercicio legítimo del gobierno. Entre sus principales funciones destaca la lucha democrática por el poder político y organizar la obtención legítima de puestos de representación.
Bajo ese argumento, el sistema se clasifica en dos criterios: de cantidad y calidad. A través de ellos, se determina la actuación del partido gobernante, sus relaciones con los demás institutos y con el Estado, o bien su influencia en la historia del sistema político dominante.
La clasificación de Sartori en cuanto al número de partidos que en los sistemas acceden al poder es: el partido único, hegemónico, predominante, bipartidista, pluralismo limitado, extremo y de atomización.
El primero de ellos, como su nombre indica, se refiere a un solo partido y en este hay tres tipos: totalitario, autoritario y pragmático. El hegemónico permite la existencia de otros institutos, pero como satélites subordinados, es decir, la supremacía no se puede desafiar y en este puede ser: ideológico y pragmático.
Mientras que, en el predominante, un partido gobierna solitario, sin institutos políticos periféricos, sin estar sujeto a la alternancia; siempre obtiene la mayoría absoluta en elecciones auténticas. El bipartidista responde a dos competidores por una mayoría absoluta que cualquiera puede conseguir. En tanto, el pluralismo limitado comprende de tres a cinco partidos, está presente el gobierno de coalición, “porque los partidos importantes son por lo menos tres de los cuales ninguna alcanza la mayoría absoluta”. (Sartori, 2005, p.157)
¿A QUÉ SE REFIERE EL “PLURALISMO EXTREMO”?
El de pluralismo extremo se caracteriza por una oposición antisistema, hay un sistema fragmentado y polarizado: izquierda y derecha. Hay más de cinco partidos y en palabras de este investigador italiano, las promesas hacia el electorado son excesivas: una política de superoferta. Tal como las elecciones pasadas con su lógica de unirse para competir por la mayoría en San Lázaro.
Por un lado, PAN, PRI y de la Revolución Democrática (PRD), que se registraron ante el Instituto Nacional Electoral (INE) con el nombre de Va por México para presentar candidaturas comunes en 171 distritos. Por otro lado, Morena, el Partido del Trabajo (PT) y el Verde Ecologista (PVEM), conformaron un bloque “obradorista” denominado Juntos Hacemos Historia.
Finalmente, el sistema de atomización afirma que ningún partido tienen un efecto considerable, sin importa en número de banderas. A comparación de otras transiciones, México no necesitó un cambio de régimen, la Constitución Política establece desde el siglo pasado que es voluntad de los ciudadanos constituirse en una República representativa, democrática y federal.
En ese contexto, hoy México vive en un sistema de pluralismo extremo sin hegemonías y con antagonistas que cambian de bando. ¿Dónde quedó el PRI? Ya no se coloca como el único con dominio. La democracia no es una estación terminal, y aunque en el país se destaca como sólida, ahora más por las consultas populares, una política no puede funcionar y llegar a ser de calidad si se cambia de ideología cada que temen por perder el registro. Además, en las listas abundan todo tipo de personajes con cuentan pendientes por la ley, subordinados de la delincuencia, cómplices, acosadores, deportistas, entre otros.
