El Papa Francisco inició su histórica visita a Irak, país del Medio Oriente, en donde la población cristiana es una minoría que ha sido atacada por grupos fundamentalistas, como el Estado Islámico (EI), por el cual se han destruido más de 30 iglesias.
No obstante, los cristianos llevan esperando la visita del alto clero religioso desde la visita de 1999 que tenía prevista el Papa Juan Pablo II en lo que sería sería una visita de tres días que fue cancelada a última hora por el entonces presidente de ese país, Sadam Hussein.
Muchos desaconsejaron al pontífice sobre el viaje relámpago a Irak, pues corría el riesgo de que resultara como un apoyo a Hussein, quien estaba aún en el poder tras la primera guerra del Golfo y las sanciones internacionales por una sangrienta guerra contra Irán.
Principalmente, fue Estados Unidos fue uno de los países que más insistió en que Juan Pablo II no viajara; pero el pontífice no cedió a modificar su agenda, sino fue Sadam Hussein quien frustró los planes del Vaticano.
Juan Pablo II quería detener la nueva Guerra que se avecinaba en la nación:
“Pertenezco a esa generación que vivió la Segunda Guerra Mundial y sobrevivió. Tengo el deber de decir a todos los jóvenes, a los más jóvenes que yo, que no han tenido esta experiencia: ‘¡Nunca más la guerra!’, aseveró.
Fue el 20 de marzo de 2002 cuando varios países encabezados por Estados Unidos invadieron al país de medio oriente en una guerra que duró hasta diciembre de 2011, que aún tiene estragos 10 años después, y que dejó al país sumido en una terrible destrucción, pobreza y violencia.
“Irak no puede esperar”
Más de veinte años después, es el papa Francisco quien visita este país, en medio de muchas preocupaciones de seguridad, gracias a los atentados y lanzamientos de misiles que se han registrado en los últimos días; así como la situación por la pandemia de coronavirus.
“Irak no puede esperar. Esperaba a Juan Pablo II y se le prohibió ir. No se puede desilusionar a un pueblo la segunda vez”, aseguró Francisco a los cuestionamientos sobre su visita.
De acuerdo a un informe realizado por la Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), en Irak menos del 5 por ciento de la población general del país pertenecen al cristianismo, que según la asociación pontificia, hasta 2020 eran unas 40 millones de personas.
Sin embargo, Francisco quiere llevar su cercanía a los cristianos, brutalmente perseguidos sobre todo durante la invasión de los terroristas del Estado Islámico, por lo que para esa minoría cristiana, la visita del Papa Francisco significa un signo de esperanza.
Se espera que además de su visita a autoridades civiles, el Papa se reunirá con la máxima autoridad chií, el ayatollah Ali Al Sistani, en la ciudad sagrada de Nayaf, dando un paso histórico en la relación de la iglesia con el Islam.
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