Originaria de Michoacán y madre de cuatro hijos, Margarita López era una empresaria dedicada a la construcción, renta de maquinaria pesada y pavimentación de carreteras. Situación que cambió con la desaparición de su hija.
Eras una ama de casa, temerosa de levantar la voz, amante de la cocina, de la vida y una empresaria responsable. Situación que cambió, cuando tu hija Yahaira Guadalupe Bahena López de 29 años fue desaparecida en Oaxaca en 2011.
Aún recuerdas cómo le gustaba marcarte por teléfono para que te cantara o cómo te pedía recetas porque aprendía a cocinar. Fuiste una víctima, pero la frustración y duelo nunca te paralizó. Ahora eres una activista que lucha incesantemente para encontrar los cuerpos de las personas de desaparición forzada. Todos te conocen por Margarita López, líder del colectivo Buscando Cuerpos en México, pero prefieres ser nombrada como Maguie Fer.
Originaria de Michoacán y madre de cuatro hijos, eras una empresaria dedicada a la construcción, renta de maquinaria pesada y pavimentación de carreteras, trabajabas en diferentes municipios de tu estado. Te dedicabas a laborar hombro a hombro con tu esposo, familia y disfrutabas cocinar.
Tu pelo negro, cejas definidas y el labial granada que usabas también cambiaron con el tiempo, tu tristeza y frustración convirtieron un aspecto desaliñado. Con el tiempo, perdonaste y levantaste la voz, te convertiste en una defensora de derechos humados, activista en la causa donde alguna vez estuviste inmergida.
Yahaira desapareció el 13 de abril de 2011 en Oaxaca, a donde se había mudado con su esposo, un militar de fuerzas especiales. A raíz de su desaparición, dedicaste tu tiempo para dar con el paradero de tu hija menor, emprendiste la lucha.
Cuando te avisaron que tu hija desapareció, se desmoronó tu vida por completo, dejaste todo atrás, incluso ahorita estás desplazada, tienes amenazas de muerte. Hace aproximadamente dos meses tuviste el último atentado en la autopista entre Santa Casilda y Las Cañas, allá en Michoacan, rafaguearon tu camioneta y te siguieron hasta donde estaban varias patrullas de la policía federal.
En un principio, como las autoridades te negaron el apoyo para encontrar a tu hija, tuviste que aprender la terminología que utiliza la delincuencia organizada, a lo que se refería un halcón o estaca. El caso de Yahaira, fue el primero que atendió el Movimiento por la Paz, Justicia y Dignidad, al igual, lograste que interviniera el FBI y peritos argentinos para hacer un análisis de cuerpos.
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Reiteras mientras hablas desde tu hogar y junto a la foto de tu hija, que tu vida cambió por completo. Te convertiste de una mamá empresaria a una investigadora, policía, perito, psicóloga, tanatóloga y hasta criminalista. Te convertiste en todo porque querías encontrar a tu niña. La búsqueda la hiciste por tus propios medios y recursos para dar no solo con su cuerpo, sino de los delincuentes que secuestraron, violaron y ejecutaron, después de haberla torturado durante 10 días.
Así fue: dos años, 4 meses y 19 días después de la desaparición de tu hija, te entregaron el cuerpo. No obstante, al día de hoy, tu hija está sepultada de manera clandestina y no tienen acta de defunción, porque las autoridades en su momento te negaron el cuerpo, quisieron quitarte porque tenías que llevar un juicio en Oaxaca. Todo eso te orilló a convertirte en defensora de derechos humanos y ayudar a las madres que, como tú, quieren darles cristiana sepultura a sus hijos. Además, debido a tu persistencia para encontrar entierros ilegales, tus familiares han sido amenazados.
Levantaron al hermano de tu nuera para decirle que te salieras de ahí donde estabas trabajando o lo iban a matar.
Tus hijos, amigos y familiares de personas desaparecidas te consideran una heroína, por todos los estados que has ido para rastrear más hermanos, padres, hijas y hasta vecinos. Puntualmente, porque el año pasado denunciaron la falta de presupuesto para la búsqueda de cuerpos, circunstancia que exigiste a las autoridades, bajo la consigna de no frenar el apoyo, luego de la entrada en vigor del decreto que estableció la extinción de los 109 fideicomisos, entre los que figuraba el Fondo de Ayuda, Asistencia y Reparación Integral a víctimas.
Publicaste en Twitter un oficio que les hizo llegar la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) a todos los familiares que ya tenían programas sus búsquedas para el mes de noviembre y diciembre de 2020, en la que mencionaba que no se podía autorizar el pago de solicitudes de traslado de las víctimas, ante la falta de recursos. Volviste a hacerte viral.
Ante esa situación, urgiste al propio presidente Andrés Manuel López, la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero y al subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración de la Segob, Alejandro Encinas, la atención de los casos, pues miles de personas podían haberse afectado, al ya no se seguir buscando sus familiares.
Sigues fiel a tu lema: las búsquedas la realizamos nosotras, no las autoridades. Reconoces a tus compañeras rastreadoras en Coahuila, Tamaulipas, San Luis Potosí, Veracruz y Michoacán.
Tu constante preocupación es entregar los familiares, ante la falta de reactivos y dinero para los gastos funerarios. Juras que, aunque miles de madres quisieran que se les entregará hasta una sábana, los restos de sus hijos merecen ser enterrados con dignidad. Yahaira solo fue una víctima más de la injusticia que no arropa a los que buscan guiarse por la ley.
