Un dato contundente nos dice que el nivel de acierto en la contratación de mariscales de campo por parte de las franquicias de la NFL es apenas superior al 50 por ciento; esto nos dice el nivel de riesgo o de desesperación con el que los equipos se hacen de los servicios de los quarterbacks en espera de victorias y títulos.
Y es que las estrellas de este deporte, el mejor en cuanto a organización, modelo de negocio e incluso uno de los mejores en cuanto a espectáculo se refiere, son generalmente los mariscales; si bien para los puristas de esta disciplina existan posiciones más importantes, para el aficionado en general, los lanzadores tienden a sobresalir.
Aún lejos de septiembre, fecha en la que inicia la NFL, este deporte tiene una calendarización ejemplar que hace que los aficionados estén al pendiente de lo que sucede con el Draft 2019, y es que las 7 rondas de selección se han convertido en un atractivo televisivo, tanto así que la cobertura es internacional y se dedican horas para discutir las posibles adiciones a los equipos, así como cientos de hojas de prensa.
Desde ESPN se predice que uno de los quarterbacks destinados a la gloria podría ser Kyler Murray quien, según el medio, su futuro apunta a los Arizona Cardinals, y es que desde 2015, este jugador pudo ser elegible en primera selección pero dado que quería practicar otros deportes, será hasta este año que este prodigio del futbol americano y del beisbol llegue a la NFL.
Sin embargo, la moneda está en el aire, ha pasado antes que estos grandes prospectos lleguen a las franquicias y no den el ancho, Johnny Manziel, quien durante 2014 llegó a Cleveland no duró mucho tiempo para que después emigrara a otras ligas como la CFL o la AAF.
De tal modo que los pasadores y su estigma seguirán siendo el diamante en bruto de la NFL, derivado de su posición clave e incluso del arquetipo de estos jugadores, seguirán llevando a la gloria o al fracaso a las franquicias, seguirán dando noticia fuera y dentro de la cancha, en tanto, las probabilidades de tener éxito tampoco es que sean mínimas, el problema aquí consiste en que el quarterback, sabedor de su importancia en un equipo, encuentre la motivación suficiente para detonar su juego.