Las marcas de alimentos y bebidas no alcohólicas ya tienen la obligación de mostrar un etiquetado claro y simple que permita al consumidor saber que está ingiriendo. Nuestro país ocupa el primer lugar en obesidad infantil y el 70 por ciento de los adultos sufren de sobrepeso, esto de acuerdo a datos del Senado Mexicano.
Con está nueva ley se espera que los indices de obesidad y enfermedades cardiovasculares disminuyan, además que el consumidor logre moderar su consumo en alimentos y bebidas altos en azúcar, calorías y sodio.
A veces las personas no tenemos la cultura o el conocimiento de revisar las etiquetas de los alimentos. Es importante saber la información nutricional, el contenido energético y lo riesgoso que puede ser para nuestra salud.
La ley de Etiquetado Claro exigirá a las marcas poner toda está información en la parte posterior de producto permitiendo que tenga mejor visibilidad para el cliente.
Otro factor que se regulará con está es la aportación información falsa o abstención en los etiquetados. Recordemos que a principios de este año se dió a conocer la noticia del alto contenido de soya en las latas de atún que consumen los mexicanos por la PROFECO.
La Procuraduría Federal del Consumidor realizó un estudio de calidad a 57 presentaciones de atún de las cuales 18 contenían soya y en estás se encontró hasta 62 por ciento de soya en masa drenada. Por lo que podemos concluir que el consumidor no está adquiriendo atún, sino soya con atún.
A pesar que la soya es una fuente de proteína de origen natural y tiene alto contenido en fibra, la soya procesada contiene sustancias perjudiciales como lo inhibidos triplica que interfieren con la digestión, tienen un alto contenido de ácido físico que reduce la asimilación de minerales como el calcio.
Igual a este es el caso de la leche, que durante el mes de mayo la PROFECO dio a conocer que diferentes marcas de producción de lácteos combinados que los combinaban con grasa vegetal y vitaminas, que pueden tener un mínimo de 22 por ciento de proteína de la leche.
Todo esto y más deberá venir claro en los nuevos etiquetados, que nos permitirán saber con exactitud que estamos consumiendo. Un ejemplo de la efectividad que tienen los etiquetados claros en Chile.
En el 2016 el gobierno de Chile dio inicio a la ley de etiquetados claros y fue tan positiva su respuesta que otros países empezaron a implementar esta ley. Las compras de bebidas azucaradas y cereales disminuyó un 25 por ciento y 14 por ciento respectivamente.
Además se redujo la cantidad de sodio y azúcares entre un 5 por ciento y un 35 por ciento en importantes categorías de alimentos envasados.