Lluvia ácida: ¿Qué es y por qué es tan peligrosa? Las ciudades grandes como la CDMX son susceptibles a ella, conócela.
Lluvia ácida: ¿Qué es y por qué es tan peligrosa? Las ciudades grandes como la CDMX son susceptibles a ella, conócela.
¿Qué es la lluvia ácida?
La definición de lluvia ácida es “la precipitación en la atmósfera de las emisiones industriales de contaminantes ácidos”. Así, se puede definir como la mezcla del agua de lluvia con la contaminación ambiental o polución del aire.
El concepto de lluvia ácida engloba cualquier forma de precipitación que presente elevadas concentraciones de ácido sulfúrico y nítrico. También puede mostrarse en forma de nieve, niebla y partículas de material seco que se posan sobre la Tierra. Pero, ¿por qué se forma esta lluvia ácida?
¿Cómo se forma?
La lluvia ácida se forma cuando el agua contenida en el aire, es decir la humedad, entra en contacto y se mezcla con los óxidos de nitrógeno, el dióxido de azufre y el trióxido de azufre. Estos son gases que junto con el agua producen ácido sulfúrico, ácido sulfuroso y ácido nítrico, haciendo que la lluvia se torne más ácida de lo que ya es y, al caer, dañe el entorno en el que se encuentre.
Causas…
Las causas de la lluvia ácida están directamente relacionadas con la contaminación ambiental, podríamos decir que las causas directas son las actividades humanas a través de las fábricas, la calefacción, las centrales eléctricas, los vehículos, etcétera, que queman derivados del petróleo con azufre y también queman carbón.
La CDMX es propensa a tener este tipo de lluvias ácidas debido a la contaminación que provoca el uso de automóviles, la no regulación de las fábricas, etc.
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Consecuencias…
Tiene muchas consecuencias nocivas para el entorno, pero sin lugar a dudas, el efecto de mayor insidia lo tiene sobre los lagos, ríos, arroyos, pantanos y otros medios acuáticos. La lluvia ácida eleva el nivel acídico en los acuíferos, lo que posibilita la absorción de aluminio que se transfiere, a su vez, desde las tierras de labranza a los lagos y ríos.
¿Qué contamina?
Esta combinación incrementa la toxicidad de las aguas para los cangrejos de río, mejillones, peces y otros animales acuáticos.
Algunas especies pueden tolerar las aguas acídicas mejor que otras. Sin embargo, en un ecosistema interconectado, lo que afecta a algunas especies con el tiempo acaba afectando a muchas más a través de la cadena alimentaria, incluso a especies no acuáticas como los pájaros.
También contamina selvas y bosques, especialmente los situados a mayor altitud. Esta precipitación nociva roba los nutrientes esenciales del suelo a la vez que libera aluminio, lo que dificulta la absorción del agua por parte de los árboles.
Además de dañar las coníferas y las hojas de los árboles.
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