La libertad de prensa o expresión es un derecho humano por el cual millones de personas el mundo luchan día con día, a pesar de que existen regiones en las que la expresión no conlleva ninguna censura, hay naciones en las que hablar libremente es un peligro que conlleva a la muerte.
Uno de estos casos es México, el país que año tras año se sigue convirtiendo en uno de los más peligrosos y mortíferos del mundo para la libertad que implica la ausencia de interferencia del Estado a pesar de que se se produzcan algunos avances.
La nación no deja de hundirse en el espiral de la impunidad gracias a la colusión entre funcionarios públicos y autoridades con el crimen organizado, amenazando la seguridad de los actores de la información y obstaculizando que se haga justicia en todos los niveles del país.
¿Por qué el peligro? Cuando los periodistas o corresponsales se atreven a investigar algún tema que cause molestia a algún político o incluso al gobierno entero, así como información relacionada a algún grupo de crimen organizado, sufren de amenazas e intimidaciones que pueden terminar en un asesinato a sangre fría.
Aunque la muerte pueda parecer el peor de los casos, muchos de ellos simplemente desaparecen en el país, sin dejar ningún rastro, sobretodo cuando las investigaciones se llevan a cabo a nivel local, por lo que hay quienes optan por exiliarse para su seguridad, como lo es el conocido caso de la reportera Lydia Cacho.
Para Reporteros Sin Fronteras (RSF) el presidente Andrés Manuel López Obrador aún no ha acometido las reformas necesarias para garantizar la seguridad de los periodistas ni frenar la ola de violencia e impunidad que viven día con día.
A nivel mundial, México ocupa el lugar 143 de 180 naciones dentro de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2021, por arriba de otros países latinoamericanos y del caribe como Venezuela, Honduras y Cuba, donde la libertad de expresión es aún más castigada.
Desde que entró al poder en diciembre de 2018 hasta finales de 2020 han sido asesinados 38 periodistas en el país, según informe presentado por la Secretaría de Gobernación, por lo cual 8 periodistas son asesinados en México al año, siendo este una de las naciones más peligrosas para ejercer la profesión.
No obstante, la persecución periodística no es la misma en todo el país, pues mientras hay quienes tienen una gran difusión visual, también hay medios de comunicación comunitarios que frecuentemente carecen de frecuencias de difusión legal y son perseguidos por las autoridades.
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Según una gráfico de Agencia Statista, la persecución de prensa fue mucho mayor en el sexenio de Enrique Peña Nieto, de 2012 a 2018, que despegó en el 2015 en donde diversos escándalos políticos publicados por periodistas terminaron por nublar la presidencia de quien también fue gobernador del Estado de México.
La compra de la desaparición de los 43 Normalistas de Ayotzinapa, el caso de la ‘Casa Blanca’ de su entonces esposa Angélica Rivera o la del entonces Canciller, Luis Videgaray, quien también habría comprado su casa al empresario Juan Armando Hinojosa Cantú.
Otros temas más como el plagio de al menos un tercio de la tesis de Peña Nieto informado por periodistas de Aristegui Noticias, o el caso del exgobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, quien en algún punto Peña Nieto llamó “la nueva cara” del oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Cabe destacar que durante la administración de Duarte en Veracruz se registraron 17 periodistas asesinados, entre ellos el fotoperiodista Rubén Espinosa, siendo el estado con el mayor registro de asesinatos de periodistas desde el 2000 al 2020.
Y como olvidar La Estafa Maestra, una investigación periodística que reveló que entre 2013 a 2014 alrededor de 11 dependencias desviaron dinero público por medio de 186 empresas, 128 de ellas fantasma, con contratos irregulares y un fraude de cerca de 200 millones de dólares y por el cual las investigaciones siguen en curso.
Con la llegada de Andrés Manuel López Obrador al poder comenzó una disminución en el índice libertad de prensa, sin embargo, el siguiente ranking demuestra que a partir de 2020 volvió a empeorar la situación pues cuanto mayor es la puntuación del índice, peor es la situación de la libertad de prensa en un país determinado.
Para 2021 México presenta un índice de libertad de prensa de 46.71 puntos, frente a los 45.45 del año anterior. En los años que se muestran de 2015 a 2021, el puntaje del índice ha aumentado en 3.02 puntos, marcando un deterioro en la libertad de prensa en México.
Es importante que el presidente López Obrador ha manifestado también posturas en contra de la libertad de expresión, a pesar de ser uno de sus principales ejes de gobierno, un ejemplo fue cuando se le criticó al mandatario por la liberación de Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán.
“Le muerden la mano a quien les quitó el bozal”, expresó el funcionario a los medios de comunicación que lo cuestionaron por el fallido operativo el 31 de octubre de 2019 desde su conferencia de prensa diaria.
Un acto más se vivió recientemente cuando el mandatario arremetió contra la asociación Artículo 19 y otros organismos que afirman que la directora de la agencia de noticias pública Notimex, Sanjuana Martínez, orquesta “ataques contra periodistas”.
“Resulta que esa asociación que se llama Artículo 19 está financiada por empresas extranjeras, hasta por el Departamento de Estado (de EU), para empezar nosotros no nos metemos a opinar sobre violaciones de derechos humanos en Estados Unidos“, dijo.
El presidente defendió a la funcionaria, quien es cercana al mandatario, asegurando que era “una periodista consecuente” y acusó a Artículo 19 de “pertenecer al movimiento conservador”.
Ante esto, diversas organizaciones civiles apoyaron a Artículo 19, como la Red de Rendición de Cuentas o la propia Lydia Cacho, quien sufrió de tortura en 2005 durante el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa.
A pesar de que durante su mandato los asesinatos de los periodistas Miroslava Breach (marzo 2017) y Javier Valdez (mayo 2017) recibieron condenas para algunos de losa autores materiales, los autores intelectuales siguen impunes.
Sin duda la lucha por la verdadera libertad de prensa, en la que las propias autoridades puedan reconocer y dejar de minimizar las problemáticas que enfrentan quienes ejercen su libertad de expresión buscando dar a conocer la realidad que un país como México enfrenta, aún es larga, pero siempre habrá quien levante la voz y difunda las injusticias de la nación.
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