De acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), en el segundo trimestre de 2021, 5.6 millones de mujeres mayores de 18 años sufrieron algún tipo de acoso personal o violencia sexual en lugares públicos.
El acoso es una realidad en México, el cual es parte de la ciolencia que se vive día a día para las mujeres mexicanas, tan solo en 2021, 5.6 millones de mujeres mayores de 18 años fueron acosadas o violentadas en lugares públicos, durante el primer trimestre del año apsado, esto de acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU).
Y aunque los hombres también resultan acosados con un 6.9 por ciento, la cifra es mucho menos alarmante que el acoso que sufren las mujeres en su cotidianidad. En cuanto al acoso, se presenta en primer lugar la intimidación sexual con una cifra de 5.2 millones de mujeres, seguido de algún tipo de abuso sexual, con 7.3 por ciento, y acoso sexual u hostigamiento sexual, con 2.2 por ciento, mientras que 1.1 por ciento reportó que hubo violación o intento de violación.
Las ciudades con mayor proporción de acoso a las mujeres fueron: Fresnillo, Cancún, Ecatepec, Coatzacoalcos, Naucalpan y Tonalá. Por desgracia, el 99.6% no se investigan.
En Factor nueve entrevistamos a mujeres, las cuales han vivído alguna situación de acoso, y estas son sus historias, las cuales merecen ser leídas y se debe de conscientizar al respecto.
Historias de acoso callejero
“La más reciente fue en el metro. Entre al vagón y me senté a lado de una chica vestida de enfermera. Casi enseguida un señor se sentó junto a nosotras. Yo la verdad iba súper distraída, pero percibía que la chica y el señor platicaban, hasta que comenzó a subir el volumen de su voz y ahí empecé a poner atención.
El sujeto estaba lanzándole “piropos” a la chica y cada vez subía más el volumen, no sabes, la chica se veía super tensa e incómoda por lo que le susurré que ya me iba a bajar, pero ella estaba como en shock. Entonces en la siguiente estación me levanto y me quedó parada frente a la puerta, me le quedó viendo y le hago señas para que se salga conmigo, al principio no entendió, pero el señor comenzó cada vez más intenso que la chica salió corriendo hacia mi.
Se cerraron las puertas y me abrazó, me dijo que tenía mucho miedo de que la siguiera y me dio las gracias porque en un momento sintió que nadie la iba a ayudar.
Me quedé con ella hasta que tomó otro metro. Nunca le dije que yo también estaba súper asustada, pero fue más mi coraje de que todos se daban cuenta y no le decían nada y por eso como pude reaccioné”, relató una víctima de acoso.
“Mi agresor que se marturbaba enfrente de mi, modus operandi en el metro de Pantitlán línea amarilla ya tenía un orificio prediseñado para masturbarse y en la mano lleva un sueter para taparse y disimular, cabe mencionar que mi reaccion fue golpearlo pero inmediatamente el se hizo la víctima llego PBI y suerte que un chavo si se dió cuenta y confirmó mi versión sino el ruco me la iba a aplicar a mi por lesiones referia no poder respirar porque le pege con mi tenis de plataforma en el esternón. Mis papas fueron por mi al MP”, contó otra víctima.
Historia de acoso en el transporte
“Cuando tenía 15, iba a prepa 7 y de regreso a casa tomaba un camión en pantitlan. Un día un sujeto se sentó junto a mi con una mochilota, yo no le tome importancia, iba cansada y solo quería llegar a mi casa. De repente sentí su codo y ahí volteo y me di cuenta de que estaba autosstisfaciendose, en ese momento me quedé en shock, nunca nadie me había dicho que esas cosas pasaban. Me dió mucho miedo y solo lloré. Me bajé después y me fuí corriendo a mi casa”.
Otra mujer nos contó:
“Cuando ndo iba al CCH, tenía como 17 años, iba en el micro en camino a la escuela y un señor trajeado se masturbó con mi hombro. Tenía su pene casi en la cara, cuando me bajé, al guardar mi libro le di un codazo, se bajó detrás de mi pero ya en la puerta no lo dejaron pasar”.
Historia de acoso
“Cuando tenía 14 estaba en el área de mujeres del metrobús. Estaba casi vacío pero había un viejito parado por la zona destinada para las sillas de ruedas. Me paré junto a la puerta porque ya me iba a bajar, sentí que me tocaban una nalga, volteé y el viejito me estaba viendo con una sonrisa, sin quitar la mano. La verdad quedé en shock, se abrió la puerta y salí corriendo.
Me da coraje porque pude haber hecho muchas cosas pero sólo quedé en shock. Por eso siempre que hay vatos en la zona de mujeres los corro o le hablo a un poli para que los saque, luego hay morras que los defienden si son viejitos pero me vale, no tienen que estar ahí”.
Otra chica cuenta:
“Otra vez estaba muy dormida en el camión y me despertó otro wey que también se estaba restregando con mi mano. Qué asco. Y una donde venía parada, el camión iba muy lleno y el wey de a lado que tenía una mochila en frente me venía mirando super incómodo, al final me bajé y cuando sentí había en mi pantalón algo embarrado. Tiempo después entendí que era semen.”.
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Acoso a temprana edad
“La primera fue cuando tenia como 10 u 11 años, venía caminando en la calle y había un hombre en una camioneta masturbándose, y hablándome para que me acercara. Seguí caminando desorientada y asustada, jamás en mi vida habia visto un nepe hasta ese momento”.
Otra víctima de acoso relató:
“Iba como en 4to de prepa y camino a casa en metro pero estaba muy lleno. Llevaba puesto un pants que ni siquiera era ajustado. Solamente sentí que un vato empezó a jalar del resorte de atrás para meter su mano hacia los glúteos y me paralicé, como pude me bajé del metro. Me quedé varios minutos temblando y bastante desorientada”, comentó una joven.
La mayoría de las mujeres tienen sus primeras experiencias de acoso a temprana edad.
“Cuando tenía 11 años, caminaba sobre la banqueta de avenida Texcoco, yo llevaba el uniforme de la escuela, pasó un señor en una bicicleta en sentido contrario, bajó la velocidad al pasar junto a mí y tocó mi glúteo. Me quedé pasmada, él siguió en su bicicleta y yo solo me quedé parada”.
Otra chica nos contó:
“La más marcada fue que venía de regreso de la secundaria, así que tenía entre 12 y 14 años, venía en la combi muy tranquila y cuando me paro para bajar el señor que venía venía los asientos de los costados se saco el pene y me lo mostró… me dio muchísimo asco y me bajé toda shokeada”.
Historias como esas se escuchan todos los días en el transporte público, lo cual demuestra la impunidad de los hechos y cómo hay hombres que creen que sus actos nos erán castigados, sin embargo, las mujeres cada vez crean mas comunidad y apoyo entre ellas, exhibiendo un problema real y perturbador de la sociedad, mismo que debe cambiar.