En el marco del Día Mundial de la Prevención del Cáncer de Cuello Uterino, se reveló que el también conocido como cáncer cervicouterino es el cuarto tipo de cáncer más frecuente en las mujeres de todo el mundo.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), se calcula que en 2018 se registraron 570 mil nuevos casos, lo que representó el 7.5 por ciento de la mortalidad femenina por cáncer.
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Asimismo, aproximadamente más de 311 mil defunciones por cáncer del cuello uterino que se registran cada año, de las cuales más del 85 por ciento se producen en los países de ingresos bajos y medianos.
En 2017, de las neoplasias con mayor número de defunciones en mujeres, el cáncer de mama y el cuello uterino representan el 25 por ciento de todas las defunciones por cáncer en México.
“1 de cada 10 muertes por cáncer en mujeres mexicanas, se debe a cáncer de cuello uterino”
De igual forma, en México desde 2006 el cáncer de cuello uterino es considerado la segunda causa de muerte por cáncer en la mujer; se estima que anualmente hay cerca de 14 mil nuevos casos.
VIH: un factor de riesgo
Las mujeres con VIH tienen seis veces más probabilidades de padecer cáncer del cuello uterino que las mujeres sin VIH, incluso se calcula que el 5 por ciento de todos los casos de cáncer del cuello uterino son atribuibles al VIH.
¿Cómo prevenirlo?
Para la Secretaría de Salud de México, así como otras organizaciones de salud en el mundo, afirman que el cáncer cervicouterino es la única neoplasia prevenible al 100 por ciento, mediante:
- Vacunación contra VPH (protege contra los tipos de VPH asociados al 70 por ciento de los cánceres)
- Uso del condón (reduce en 70 por ciento la transmisión del VPH)
- Detección y tratamiento de lesiones precancerosas
Sin embargo, de acuerdo a la Organización Panamericana de la Salud (OPS), las vacunas de VPH están disponibles en 35 países y territorios del continente americano, pero las tasas de cobertura con las dos dosis aún no alcanzan el 80% de las niñas.
Ante esto es necesario que en todos los países, principalmente los de bajos ingresos, se implementen con urgencia las medidas preventivas, pues muchas veces esta enfermedad no se detecta hasta las fases más avanzadas, cuando aparecen los síntomas.
Además, el acceso a los tratamientos de la enfermedad en una fase tan avanzada pueden llegar a ser muy limitados, por lo que es necesario que en los países con la tasa de mortalidad alta por cáncer cervicouterino pongan en marcha planes de salud para su prevención y detección temprana.
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