Fiel a su estilo, Apple introdujo este martes productos nuevos a través de una presentación en video plena en espectáculo, con una buena dosis de adjetivos y anuncios que prometen revolucionarlo todo. La frase suele ser usada en prácticamente cada uno de estos eventos, bien sea de Apple o de otras compañías de tecnología.
Más allá del show, hay asuntos que vale la pena resaltar del evento de este martes, que revisaremos con algo más de calma. Un paréntesis breve: este es el primer evento de la compañía en 2021, si bien el universo de rumores alrededor de Apple lo situaban en marzo. La demora, si es que en efecto la hubo, puede estar relacionada con la escasez global de chips, que está golpeando a prácticamente todos los sectores que fabrican dispositivos que consumen electricidad. Durante la presentación no hubo mención alguna a este elemento.
Con el paréntesis cerrado, lo primero que vale la pena discutir es la continua transición de Apple hacia su propia línea de procesadores, que fue anunciada a mediados del año pasado, comenzó a andar de cara al público en noviembre y ahora recibe un paso extra, con la introducción de un iMac enteramente nuevo.
Este es el primer computador de la marca que es diseñado totalmente alrededor del M1, el chip que fabrica Apple desde el año pasado, en vez de contar con los procesadores que alimentaba todos los computadores de la empresa desde 2005.
El resultado más evidente en el nuevo diseño es un computador de escritorio con la capacidad de integrar más espacio de pantalla (24 pulgadas) en un cuerpo que se asemeja mucho al del actual modelo de 21,5 pulgadas.
Esta es una operación casi que rutinaria en el mundo de los teléfonos móviles (más en menos tamaño), pero que resulta más compleja a la hora de hablar de computación en mayor escala por varias razones, entre ellas el tamaño del sistema de enfriamiento del procesador.
El M1 viene con ocho núcleos para el CPU, divididos en cuatro de alto desempeño y cuatro de alta eficiencia. De fondo, esta es una jugada que va encaminada en la utilización de menos energía para generar mayores efectos: en últimas se trata de optimizar cada vatio, pues esto representa ganancias en muchos sentidos. El más importante de ellos bien podría ser el calentamiento de la unidad de procesamiento, lo que a su vez implica medidas de enfriamiento (que así mismo consumen energía de las baterías, pero también espacio de diseño y terminan impactando el desempeño general de toda la máquina).
Los avances en utilización de energía que ha logrado el M1 (y que, según reseñas en medios internacionales, son significativas) lo lleva a necesitar ventiladores más pequeños para operar sin convertirse en una pequeña fogata dentro de una caja de aluminio. Y por aquí comienzan los ahorros en espacio, pero también las nuevas posibilidades de diseño.
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Cuando Apple publicó sus últimos resultados el pasado 29 de octubre, no hubo grandes sorpresas: las ventas del iPhone cayeron ligeramente, los ingresos de la división ‘Servicios’ alcanzaron otro récord histórico y el segmento antes conocido como ‘Otros productos”, ahora llamado ‘Wearables’, hogar y accesorios, siguió creciendo. La suma total de los ingresos que la compañía fabricante del iPhone generó durante el último trimestre de su año fiscal fue de 64.700 millones de dólares.
La siguiente infografía muestra la increíble transformación que la empresa estadounidense ha experimentado desde el comienzo del siglo XXI. En 2001, los ingresos totales de Apple ascendieron a 5.360 millones de dólares, mientras que para el año fiscal que terminó el 26 de septiembre de 2020, Apple registraba unos ingresos de 274.515 millones. De estos, 137.781 millones provenían de las ventas del iPhone, 53.768 millones de la división Servicios, 30.620 del segmento ‘Wearables’, hogar y accesorios, 28.622 de las ventas de ordenadores Mac y 23.724 de las ventas de iPad.