El gobierno talibán de Afganistán decidió no reabrir las escuelas secundarias para jóvenes, con lo que incumple la promesa hecha cuando retomaron el poder.
El calvario de nacer mujer en Afganistán parece nunca terminar. Este miércoles, el gobierno talibán de Afganistán decidió no reabrir las escuelas secundarias para jóvenes, con lo que incumple la promesa hecha cuando retomaron el poder, tras la huida del ejército de Estados Unidos. De acuerdo con agencias, esta decisión reconcilia al gobierno con su base más conservadora, pero los aleja de la comunidad internacional. La resolución fue confirmada por un funcionario talibán y coincide con el primer día de clases del nuevo curso.
Esta noticia causó controversia en miles de mujeres, ya que ha principios de semana, las autoridades apuntaron en un comunicado que “todos los estudiantes” regresaran a sus centros educativos. Según información recogida por Chicago Tribune, las mujeres tienen prohibido estudiar más allá del sexto grado desde que el Talibán retomó el control del país a finales de agosto. Bajo esa problemática que afecta a decenas de mujeres, la comunidad internacional ha exhortado de forma incesante a los nuevos gobernante afganos, que permitan a este sector regresar a estudiar.
A principios de años, el talibán ordenó abrir las universidades para las mujeres, aunque las clases están separadas por género. Asimismo, prometieron que las niñas podrían regresar a clases de todos los niveles después del año nuevo afgano. Por si fuera poco, de acuerdo con el medio, durante su último gobierno, la música estaba prohibida, a las niñas les negaban la educación y las mujeres no podían trabajar y tenían que usar burka, el velo más restrictivo.
“A última hora de la noche, recibimos la noticia de que nuestro liderazgo decidió que las escuelas permanecieran cerradas para las niñas (…) No significa que vayan a estarlo para siempre”, sostuvo Waheedullah Hashmi, representante de relaciones exteriores y con donante del ejecutivo.
Un elemento importante a considerar es que en la capital, Kabul, las escuelas y universidades privadas han operado ininterrumpidamente. No obstante, Hashmi señala que el gobierno talibán, de influencia religiosa, teme que la escolarización de las niñas en curso superiores pueda erosionar su base. Si bien, en los centros urbanos se apoya a la educación para la mujeres. Ciertamente en gran parte de las zonas rurales se oponen, especialmente en las regiones tribales pastunas.
“Hicimos todo lo que el talibán pidió en cuanto a vestimenta islámica y prometieron que las niñas podrían regresar a la escuela, y ahora han roto su promesa”, aseveró Mariam Naheebi, una periodista local.
CUANDO LAS MUJERES AFGANAS NO PODÍAN SALIR NI DE CASA
De acuerdo con la organización Amnistía Internacional, entre 1996 y 2001, las mujeres de Afganistán no podían salir de casa ni pisar la calle solas, estudiar, trabaja, participar en las decisiones de su comunidad política, ni asistir a una consulta médica por decisión propia, menos quedarse con el médico para contarle sus problemas de salud.
“Se las considera en la vida privada y pública incluso menos que menores de edad, pero al mismo tiempo se arroja sobre ellas la exigencia y la responsabilidad de comportarse como adultas. Porque desde niñas tienen que aprender a percibir el signo más pequeño que pueda agraviar al varón, saber exactamente dónde se sitúan los límites que transgreden la norma no escrita, ancestral, inamovible, sagrada, no sólo en sus acciones, también en sus intenciones y sentimientos”, refiere la ONG.