Por enésima ocasión, las inmediaciones del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México han sido bloqueadas por grupos de personas que se manifiestan por razones políticas y sociales.
Primero fueron los profesores adscritos a a Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación quienes hace unos años se encargaban de exigir sus demandas por medio de la toma de las calles aledañas a la terminal aérea.
Ahora son grupos de policías federales quienes se manifiestan por su petición de no ser trasladados a la Guardia Nacional, el grupo policiaco que se estrena en el periodo de gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Ante esta dificultad no han sido pocos los usuarios del aeropuerto que han sufrido retrasos para llegar a abordar sus vuelos, mientras que muchos otros sencillamente han tenido que quedarse en tierra y asumir los costos que eso representa.
Ante ríos humanos compuestos por personas indignadas la búsqueda de soluciones de movilidad se hace urgente y la más efectiva -aunque no la favorita de muchos- es transportarse a través del Sistema de Transporte Colectivo Metro, la red de trenes urbanos que desde hace 50 años existe en la Ciudad de México.
Duramente criticado por ciertas deficiencias en su servicio, el Metro de la capital mexicana representa, aún así, la columna vertebral del transporte público de la capital mexicana, con 12 líneas, 195 estaciones y unos 200 kilómetros de vías utilizables por la población.
El metro de la Ciudad de México cuenta con una estación – Terminal Aérea, de la línea 5- que llega directo al Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la Ciudad de México, por lo que se convierte en la más efectiva -y económica, un viaje cuesta sólo 5 pesos- alternativa para arribar sin mayores contratiempos al aeropuerto.
No es poca cosa esta posibilidad si tomamos en cuenta que en muchas otras ciudades de México y del mundo el acceso a las terminales aéreas es costoso y complicado. En la capital de México, por el contrario, el proceso de desarrollo y crecimiento de la ciudad y su mancha urbana provocó que su terminal aérea -que data desde hace más de un siglo, en 1911 y que se formalizó en 1952 con la construcción del primer edificio para esta terminal aérea- terminó por dejar dentro de sus calles las pistas de salida y aterrizaje.
Así, el costo de traslado se reduce hasta el punto de que sólo por 5 pesos mexicanos se pude llegar a abordar un avión desde prácticamente cualquier punto de la ciudad.
Aún así, la recomendación es que, ante los atrasos que sí ocurren el las líneas del metro, preveas con tiempo tu traslado, recuerda que la Ciudad de México no está exenta de complicaciones.