Si bien se impulsa la reutilización de desechos de diferentes naturalezas y orígenes, lo cierto es que el tema se enfoca más en el aprovechamiento y segunda vida para los elementos inorgánicos y no todos reparan en la gran utilidad que los desperdicios orgánicos pueden ofrecer.
Hablamos de residuos de alimentos de origen vegetal y animal, de restos de plantas y también de aquellos animales que ya no tienen vida. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés), hasta un tercio de los alimentos que se producen el planeta terminan como desperdicio. La cifra equivale a mil 300 millones de toneladas al año.
Por un lado, esto representa una grave merma en un mundo en el que los problemas alimentarios persisten en amplias regiones; por otra parte esto implica un gran desperdicio de recursos no renovables -agua y energía, principalmente- y también el desperdicio de insumos para la industria alimentaria.
Tomar conciencia de la reutilización de residuos orgánicos es más sencillo de lo que puede llegar a pensarse, tanto en el terreno de la alimentación como para otras actividades de relevancia. A continuación se enumeran doce acciones que se pueden llevar a la práctica.
- La verdura maltratada, rabos de vegetales o sobras, pueden reutilizarse para acciones sociales, bancos de alimentos y también en restaurantes sustentables.
- Los residuos orgánicos marinos, como algas y sus derivados, pueden usarse como fertilizantes y también hay quienes han podido desarrollar material de construcción con elementos como el sargazo.
- Algunas fibras como la piel de pescado o la cáscara de la piña, entre otros, pueden transformarse en cueros de alta calidad para fabricar zapatos y bolsos.
- Algunos materiales orgánicos, como los cascarones de huevo o la piel del tomate se utilizan para elaborar llantas.
- La cáscara protectora de los camarones y otros crustáceos se puede transformar en bio plástico, material que ayuda a reducir la huella de carbono.
- El micelio, red de fibras finas que los hongos forman bajo la tierra, se puede aprovechar para hacer ladrillos que son resistentes al fuego, agua y al moho.
- Muchos residuos orgánicos urbanos son capaces de generar biogás.
- Las cáscaras de papa y otros tubérculos se pueden transformar en paneles acústicos capaces de absorber el sonido, además de regular la humedad y la temperatura en espacios interiores.
- El aceite comestible se puede reutilizar para generar biodiesel.
- Los desechos de tomate se pueden aprovechar para producir electricidad de bajo costo.
- Los residuos de la fruta funcionan para hacer bálsamo para labios.
- Los desechos generados en la industria de alimentos pueden ser usados como moléculas químicas.
Fuente: Veolia