Debemos implementar la escritura como una extensión de nosotros, sin ella damos por sentado nuestra falta de servicio a las personas y a nuestra libertad.
Desde que aprendemos a leer y escribir inicia una formación educativa, también una distinción de quiénes somos, mediante la expresión al momento de llevar las palabras a un contexto y un tema. Podemos conceptualizar la escritura y limitarla como los signos para poder comunicarnos, a la vez que aumentamos el conocimiento por lo que percibimos.
Sin embargo, a través de la escritura también somos libres, no sólo al entender lo que dice un libro o el cartel de una movilización, sino cuando llevamos el conocimiento a la praxis.
Y es que una vez que entendemos el poder de las palabras, se convierte en un hito para nuestra formación como periodistas. La misma novelista británica Virginia Woolf destacó en una frase la autonomía que hay en la escritura: “Quería escribir sobre todo, sobre la vida que tenemos y las vidas que hubiéramos podido tener. Quería escribir sobre todas las formas posibles de morir”.
En ese sentido, y al ser servidores de la información, nuestra justificación de la libertad de expresión también tiene que responder a la necesidad de los lectores, es decir, aportar y citando a la escritora canadiense Lucy Maud Montgomery, es defender aquellos sin voz, no hundirlos en el silencio. Es comprender que una palabra no sustituye a otra, en el sentido de lo que se pretende manifestar.
LEE: ¿Cuál será la labor del Centro Nacional de Identificación Humana?
Es cierto que, así como el conocimiento empírico nunca acaba, el vocabulario de la misma manera es ilimitado, entonces el proceso de formación no tiene un término. Cabe señalar que, en el mismo transcurso de aprendizaje vamos construyendo y defiendo nuestro distintivo, como lo mencioné en un principio, de qué modo estaremos plasmando e impactando la noticia, investigación, creatividad y conocimiento que adquirimos.
Retomando la escritura periodística, se ha resaltado las características del “estilo periodístico”: claro, conciso y concreto; que el mensaje se entienda con eficacia y rapidez, inmediatamente inteligible. Siendo su principal particularidad la transparencia.
Gabriel Jaraba, doctor en Comunicación y Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), ha mencionado en distintos talleres que la escritura debe permitir ver claramente lo que hay al otro lado y traerlo, el peligro de un lenguaje turbio y pobre puede desembocar en una mala interpretación, en un texto incongruente o falto de emociones. Por tanto, debemos implementar la escritura como una extensión de nosotros, sin ella damos por sentado nuestra falta de servicio a las personas y a nuestra libertad.