El escritor mexicano Enrique Serna reconstruye en El vendedor de silencio una época donde la prensa servil apostaba por los líderes de opinión que engendraba la dictadura priista, periodistas con hambre de destacar y actos perversos, tal como Carlos Denegri.
La novela pulcra de Enrique Serna detalla la historia de una época, más que a Carlos Denegri, porque un periodista como él, sólo pudo existir bajo un partido que sobornaba a los periodistas o los reprimía cuando se expresaban. Narrar su vida desde el pináculo del poder, también significa narrar el proceso degenerativo de la prensa mexicana, por un monolito invencible como el PRI.
La mirada de Serna permite revisar la misoginia predominante de la época y de personajes con corte político al estilo Denegri: machista, prepotente y perverso. El vendedor de silencio (2019) es una obra sobre la política mexicana del siglo XX que se sostuvo por sus vicios, corrupciones, complicidades delictivas y mentiras. Aunque algunas prácticas han mejorado o son exhibidas, hay hechos que continúan.
Su formación de este ‘servidor de la información’ que cayó en el narcisismo, se debió a una educación que le permitió aprender varias lenguas, porque su padrastro fue embajador de México en Alemania, Bélgica y cónsul en Nueva York. Si bien tenía la inteligencia y carácter, así como una red de contactos internacionales para arremeter contra cualquier actor político, su leyenda negra -como le denomina Serna- quedará marcada por sus episodios criminales.
Es claro la función que tuvo dentro de la prensa servil, el negocio que como mencionó el entonces director de Excélsior, Rodrigo de Llano, “no solo vende información y espacios publicitarios: por encima de todo vende silencio”, al utilizar columnas para mandarse recados entre los que estaban luchando por el poder, la sucesión presidencial y demás gajes. Su lenguaje ciertamente cifrado estaba a disposición de los que estaban muy interiorizados en las grillas políticas de la época.
Carlos Denegri fue un líder que manipuló la opinión pública, un experto en la extorsión informativa a fin de satisfacer los deseos de su gobierno y también los suyos a nivel económico. El libro en cuestión detalla el asentamiento de la industria del chayote y de un periodista modelo que inspiró a muchos por nacer dotado como nadie para ese oficio, pero que cayó de la gracia por ser el más vil de los reporteros.
Para este relato, Serna se interesó en investigar los orígenes de la maldad, puntualmente la condición humana de Denegri, donde recopiló toda una época con sus bares, centros nocturnos y viejos restaurantes. Para él, este periodista vivió en un siglo donde era muy factible que se convirtiera en una persona déspota por imitación de otros políticos encumbrados como el militar Maximino Ávila Camacho y el rey del contrabando, Jorge Pasquel.
Los escenarios de la época dorada de la vida noctámbula de México parecen estar relacionados con la autodestrucción de Carlos Denegri. Los cabarets que frecuentaba: Waikikí, Minuit y Sans Souci al final también reconstruyen un país de antes. De cierta manera esta obra irrumpe una generación de periodistas con valores éticos, donde no se acepta el sobre.