Al parecer el futbol mexicano y el narcotráfio han jugado en la misma cancha por muchos años, esta es la historia de Tirso Martínez Sánchez, quien fue dueño de Los Gallos Blancos de Querétaro
De acuerdo con un hilo de Twitter del periodista Oscar Balmen de MVS, nos narra cómo es que el narcotráfico ha estado ligado al futbol mexicano, mostrando no como caso aislado a los hechos ocurridos el apsado 5 de marzo en el estadio de “La Corregidora”, en el que se formuló que la posible causa del encuentro fueron problemas con el narcotráfico en el estado. El periodista comienza su hilo de Twitter hablando del capo Tirso Martínez Sánchez, quien era conociddo como “El futbolista”, quien fue propietario del club Querétaro hasta el 2006, quien además fue uno de los principales distribuidores de cocaína a Estados Unido, siendo parte del Cártel de Sinaloa.
El origen de este capo en el crimen organizado jaliscience comenzaron en la década de los 80, cuando dejó la escuela a los 13 años y entró a trabajar lavando autos y en un puesto demariscos. Para 1986 voló a Los Ángeles, donde coenzó su camino en el narcotráfico como vendedor de droga.
Aunque se encontraba en Estados Unidos, Tirso solía visitar Guadalajara y fue ahí donde conoció a “El Loco”, cuyo hermano Alfredo Vázquez era conocido por trabajar para un capo que comenzaba a tener gran popularidad en el medio del narcotráfico: Joaquín Guzmán Loera “El Chapo”.
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Así que Tirso no perdió la oportunidad y pidió conocer a “El Chapo”, ya que para ese entonces Tirso Martínez Sánchez, ya contaba con una amplia cartera de clientes en Estados Unidos, específicamente en California.
Por lo cual Alfredo Vázquez aceptó un encuentro entre ellos. Al conocerse pudieron hacer gran química desde un principio y el sinaloense le pidió empacar latas de chiles en vinagre rellenas de cocaína en Guadalajara y transportarlas con falsas etiquetas hasta Tijuana, para posteriormente llevarlas hasta Estados Unidos, con ayuda de túneles. Tirso lo hizo y resultó ser un traficante muy hábil.
Y aunque Tirso no sabía leer ni escribir, supo ascender muy rápido y pasó de mover kilos de cocaína a toneladas, con ayuda de diversos métodos, aunque fue el tren su transporte favorito, esto entre 2000 y 2003. Tirso transportaba cargamentos hasta Los Ángeles, Chicago y Nueva York.
Y con la finalidad de pasar desapercibido su negocio, Tirso tuvo que lavar dinero, por lo cual compró varias compañías legales en Estados Unidos como Azteca Leather, la cual supuestamente vendía zapatos, por lo cual era visto como un empresario respetable, una historia más de éxito de un inmigrante.