La Ciudad de México amaneció con la primera contingencia ambiental de 2019, debido a la quema de pirotecnia, así como fogatas encendidas en la celebración de Año Nuevo.
De acuerdo con un comunicado emitido este martes por la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe) se incrementaron los niveles de contaminación en el aire. Humo, polen y hasta piel muerta; las partículas contaminantes que a diario respiramos en la CDMX.
La CAMe informó que la Fase I de Contingencia Ambiental Atmosférica Regional por Partículas (PM10) se emitió únicamente para la región noreste del Valle de México, y que a las 15 horas de este 1 de enero se volverá a evaluar la calidad del aire.
De acuerdo con las autoridades ambientales, desde las 9 de la mañana se registró un valor de 157 puntos en el Índice de Calidad del Aire en Coacalco de Berriozábal, luego de que se registraron “emisiones extraordinarias generadas por juegos pirotécnicos, fogatas y quemas de otros materiales que incrementaron los niveles de contaminación por PM10 en toda la Zona Noreste del Valle de México”.
? COMUNICADO 15:00 Hrs?
Las condiciones meteorológicas que contribuyeron a la implementación de la contingencia regional por partículas PM10 en la Zona Noreste del Valle México continúan siendo adversas.
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El organismo gubernamental también pidió que menores, adultos mayores, mujeres embarazadas y personas con problemas respiratorios y cardiovasculares permanezcan en sus casas, y llamó a no realizar actividades al aire libre en la región noreste de la Zona Metropolitana.
Las autoridades anunciaron suspensión de actividades como barrido y corte de pasto; explotación de materiales pétreos; construcción, demolición y movimiento de tierras en obras; uso de plantas de asfalto, entre otras.
A muchos metros de distancia, sólo el olfato nos reporta la contaminación que genera esa mixtura de nitratos, sulfatos y percloratos en fórmulas de sodio, cobre, estroncio, litio, antimonio, magnesio y aluminio, sin olvidar el bario, de isótopos radiactivos, que nos ofrece el color verde.
Neutralizantes, oxidantes y aglomerantes se mezclan en la pirotecnia, además del perclorato de sodio que da propulsión al cohete, los metales pesados que aportan el color y los aerosoles que producen la detonación.
Ya en los aires, esa mezcla libera, entre otros, monóxido de carbono (CO) y partículas suspendidas (PM2.5), y junto con las emisiones del transporte, fábricas, fogatas, calentones y quema de llantas o basura, genera, sobre todo los días 12 y 25 de diciembre, 1º. y 6 de enero, alta contaminación, escasa visibilidad y sensación de neblina.
PM2.5 causan graves males respiratorios al ser inhaladas y entrar directamente hasta el fondo pulmonar, previenen organismos de salud, y agregan que el CO, gas sin olor ni color, puede causar súbito malestar por envenenamiento, e incluso la muerte, mientras los metales impactan al sistema respiratorio.
A su vez, el perclorato de sodio que detona la cohetería cerca de los cuerpos de agua aumenta hasta un millar de veces los niveles normales y daña a microorganismos y fauna acuática.