Siempre hemos escuchado que el pene del tamaño del pene NO IMPORTA pero para muchos hombres llegan a un extremo de una obsesión por alargar su pene, poniendo en riesgo su vida y su bienestar físico. Este hombre puso en riesgo sus genitales por una apariencia física.
Es precisamente el caso de un hombre de 62 años, de Uruguay, que acudió al hospital aquejado por una gran masa tumoral alrededor de su miembro.
Tras dos biopsias, los médicos que le trataron llegaron a un diagnóstico: tenía un granuloma esclerosante del pene. Esto, según explican en el reporte del caso publicado en BMJ Case Reports, es común en personas que se inyectan alguna sustancia o cuerpo extraño en el pene, normalmente con el objetivo de hacerlo crecer. Lógicamente, preguntaron al paciente, que en un principio lo negó todo. Pero al final no le quedó más remedio que confesar que, efectivamente, se había estado inyectando aceite de motor en sus genitales.
Aceite de motor para aumentar el tamaño de sus genitales
El hombre llevaba 10 años viendo cómo esta masa tumoral crecía en sus genitales. Aun así, cuando los sanitarios le ofrecieron intervenirlo quirúrgicamente, se negó.
A día de hoy, al menos en el momento en el que se redactó el estudio, continúa con el mismo problema. Sí, ha aumentado el tamaño de su pene, pero no cómo a él le hubiese gustado.
Pero esta no es la única peculiaridad que detectaron en este paciente. Curiosamente, cuando estudiaron el granuloma a través de una técnica conocida como dermatoscopia, observaron un patrón luminoso similar a un arcoíris.
¿Por qué un arcoíris?
Para la dermatoscopia se utiliza un instrumento óptico, similar a un pequeño microscopio, para estudiar lesiones por debajo de la superficie de la piel.
Al someter la masa tumoral a la fuente luminosa del dermatoscopio, observaron que se reflejaba todo el espectro de luz visible, generando un efecto similar al del arcoíris. Este fenómeno, conocido como dicroísmo, se da cuando la luz polarizada interacciona con las estructuras locales, como el colágeno y los lípidos, que tienen variaciones en su índice refracción. Esto provoca cambios en la luz reflejada, que se mostrará en toda su variedad de colores.
Ya se había detectado antes algo así en tumores, pero nunca en un granuloma esclerosante de pene. Por lo tanto, el de este hombre es un caso único. O al menos eso se cree. Los propios autores del estudio aclaran en él que muchas veces es difícil obtener estos diagnósticos, puesto que los pacientes se niegan a pedir ayuda o reconocer el acto que les provocó la lesión.
Pero, antes o después, deben acabar buscando ayuda. Si lo hacen, quizás de una vez por todas se den cuenta de que, de verdad, el tamaño del pene no importa, pero la salud sí. Puestos a establecer prioridades, está claro hacia dónde deberíamos decantarnos.